Cómo puede el aire inasible, la metáfora del vacío que se escurre entre los dedos, transporta paisajes, montañas de arena.
Cómo puede el capricho del viento dibujar en la arena, logaritmos perfectos de belleza plena.
Cómo puede la arena inerte emular bailarinas perfectas en la danza del vientre.
¿Qué coreógrafo inaudito se esconde en el aire que ondula paisajes hasta el horizonte, cómo puede la arena mimetizarse con el agua, con la imaginación más lúrica, con el andar líquido de las pletóricas féminas?
Texto: Gonzalo Pflücker.