LA ETERNA DUALIDAD
Cuando llueve en Uyuni la llanura de sal pone de cabeza al cielo. Bajo la línea del horizonte el azul es un abismo y las nubes avanzan como marejadas. A lo lejos diminutas siluetas de vehículos y personas se desplazan tenuemente como los acróbatas, en una aquelarre diurno y cristalino. La tierra toda es un espejo y la sal impregnada de agua es el azogue. Entonces en un rato sin tiempo el mundo físico y la metáfora se ensamblan como la luna y el sol en un eclipse. La dualidad se muestra sin pudor tal como fue en el origen de todo (texto: Gonzalo Pflucker).